sábado, 10 de enero de 2009

El felpudo de la Cantudo


Traigo al blog un extracto del trabajo que preparo sobre Manolo Vázquez Montalbán:

En Mayo de 1976 comienza su colaboración con Interviú (1976-2003), una de las más fructíferas y sonadas a nivel nacional, una publicación que según MVM supone “un ariete de ruptura en el marco de los semanarios de información general. Una nueva jerarquía de valores informativos, un nuevo lenguaje crítico y una mirada joven sobre una realidad nueva (…) Destape, sí, pero no sólo de los cuerpos sino de la basura que el régimen había barrido bajo las alfombras imperiales” (Interviú, 6.06.1991). De acuerdo con su frenética actividad y su inagotable capacidad de análisis social, vierte sus opiniones en diferentes secciones, cada una de ellas centrada en un tema y con unos recursos estilísticos diferentes. En El idiota en familia trata temas políticos acompañado de dos de sus creaciones literarias, Carvalho y Biscúter. “Cuando el país está en crisis, los dueños de las publicaciones donde trabajo se ponen el microscopio para leer mis colaboraciones. La fuga de los presos de Basauri, el secuestro de Oriol, el referéndum… (…) No se fían. Leen y releen los artículos… (…) La cuestión es que estoy cabreado y me explayo con mi vecino, el detective Pepe Carvalho” (23.12.1976).

Ultimátum es otra de las secciones desde donde “lanzar ultimátums al poder que cierran la revista cada semana”. Es el momento en que el gobierno de “Felipe el Hermoso” comienza a tocar fondo. La sólida fachada socialista comienza a ceder y a mostrar sus trapos sucios: corrupción, guerra sucia de los GAL, crisis. La nueva España que iba madurando “de niña a mujer” se había vuelto prostituta. Los ataques de Montalbán adquieren un tono más serio e implacable, y en ellos se puede advertir una mezcla de sentimientos que van de la traición a la decepción. “Si se hace un repaso de las cloacas secretas aparecidas bajo las apariencias de la España de la transición, no hay geografía sin contaminación” (9.07.1990). Tras un panorama tan pestilente florecía, más joven que nunca, una derecha que se había dejado bigote: “Un poco más de continencia y que no se os adivinen las ganas que tenéis de volver al la tierra prometida, el Estado, de la que apenas habéis vivido un corto exilio, balsamizado por la exquisita prudencia de los realquilados, que ni siquiera han cambiado los visillos”. Milenio será, a partir de septiembre del 97, la última de las secciones de Montalbán como analista político en Interviú. Aznar se convertirá, a partir de ese momento en una de sus dianas favoritas. Lo presentará como un líder popular sin carisma, poco inteligente, vinculado al franquismo y “trágicamente antipático, y ya dije que conozco el paño porque yo he sido antipático casi toda mi vida” (4.02.2002). A él le dedicará su libro póstumo, La Aznaridad (2003). Vázquez Montalbán buceará en su investigación en las turbulentas aguas del PP (“no sé si somos del todo conscientes de que hemos podido entrar en una era de hegemonía de la derecha democrática española y de las JONS y que en Andorra no hay suficiente espacio para tanto exilio exterior”, 27.03.2000), de la misma manera que Carvalho se sumergía en las aguas termales junto a viejas glorias de la España gloriosa: “Estos balnearios son la reserva espiritual de lo más selecto de la vieja derecha española. Creo que necesito de vez en cuando sumergirme en ellos para tener sentido de la medida. Cuando uno vive todo el año entre editores, rojos y seleccionadores nacionales de literatura, corre el riesgo de perder el sentido de la realidad. De pronto me digo: vete al balneario a pasar una temporadita entre reaccionarios. Y me sienta muy bien” (El balneario, 1986).

No hay comentarios: