La guerra es la guerra, y como siempre suele tratarse de sangre dolor y muerte, pero fuera del campo de batalla se fragua una guerra mucho más ambiciosa: la de perpetuar la sangre el dolor y la muerte del débil hasta que caiga ante la fuerza. Es el caso de todos los medios del mundo que hoy culpan a los integristas islámicos de lo ocurrido, como el pederasta que culpa a sus víctimas por sus actos.
Y es que todo esto da mucho asco. Pero, ¿en que planeta nos creemos que vivimos? El ser occidental se vanagloria de su avance a lo largo de los siglos, cuando en realidad seguimos haciendo lo mismo que en la selva. El más fuerte siempre machaca al débil, y ahora además se justifica por ello en los medios de comunicación. Además, según lo visto (y esto es lo más patético), si alguita vez el débil consigue hacerse fuerte machacará a quien tenga debajo (véase la historia de los USA, o por supuesto la del pueblo judío).
¿Qué nos queda entonces?: la militancia. Cada uno con la que le nazca o la que la venga de dentro de... A mi me dan ganas de apoyar al débil, defender el derecho que todo ser humano debería de tener de ocupar un espacio en la tierra, y desde luego defender el derecho de cualquiera a no morir por que sí mientras espera en la sala de estar de un hospital a que venga a rescatarle la vergüenza que debería darnos a todos la situación del pueblo palestino.
Por mi parte siento vergüenza como ser humano al pensar que los brazos culpables de las últimas masacres llevan tatuados los números de los campos de concentración alemanes, otra masacre con la que la violencia hoy nos vuelve a explotar en las manos. También me decepciona pensar que solo tenía 9 años cuando un colega me dejo el primer disco de Soziedad Alkoholica y me hice consciente de lo vergonzoso del conflicto gracias al tema “Nos vimos en Berlín”, que recreaba una hipotética conversación entre un judio y un arabe supervivientes de la 2ª Guerra Mundial.
Que la violencia genera violencia, es un topicazo y una putada, pero visto lo visto es una verdad inamovible. Ante un dato tan desalentador como que la historia siempre se tratara de opresores y oprimidos, pudiendo estos intercambiar sus papeles con el paso de los años, solo que queda una postura posible bajo mi punto de vista: La militancia por una paz, no de maratón benéfico, ni de discurso de Rouco Varela, una paz consciente del peligro que conlleva el poder para los seres humanos una paz basada en la igualdad y capaz de tomarse en serio los errores cometidos por los hombres para que no se vuelvan a repetir. Una paz de trinchera ante la avaricia del poder.
(Soziedad Alkoholica, Nos vimos en Berlín 1991).
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Nos vimos en Berlín, SA
2 comentarios:
"Israel ha creado una economía que se expande considerablemente como reacción directa a la escalada de la violencia. Las razones del nivel de confort de la industria israelí con el desastre no son tan misteriosas. Años antes del boom de la seguridad global, las compañías de tecnología israelíes fueron enérgicamente pioneras en la industria de la seguridad interna y, hoy en día, continúan dominando el sector".(Naomi Klein, La doctrina del shock, 2008).
Israel, definitivamente, creo que no quiere la paz. Cuanta más brutalidad y violencia haya, más crece su economía. Pero me uno a la idea de militancia y condena de este terrorismo de estado. Las organizaciones internacionales cada vez me decepcionan más.
Os recomiendo la lectura del artículo "Decálogo para una Unión Europea militamte en la violencia jurídica y el terrorismo de estado" de Francisco Palacios Romeo, profesor de Derecho Constitucional (Universidad de Zaragoza) y miembro del Comité Internacionalista de Aragón.
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