jueves, 18 de diciembre de 2008

Goodbye horses

Pobres los caballos por llevar todo un mundo aguantando nuestras fanfarronadas a sus lomos. Los caballos nos han llevado y traído de nuestra propia historia y peripecia vital. Sumisos hasta la extenuación, han obedecido casi siempre nuestras órdenes en nuestra imaginación y han terminado pagando el pato de nuestros aires de grandeza mutante. Pero entre tanto trote más de uno ha terminado cayéndose de la grupa. Es lo que le ha pasado a Franco hoy en una plaza de Santander. A golpe de martillo neumático el siniestro personaje se ha terminado por fin bajando del burro en una gris mañana y ante una ama de casa (más siniestra aun) que le llevaba flores.

Más allá de lo cojonudo que me parece que se retiren caprichos personales (además de antidemocráticos) del paisaje común, lo primero que me viene a la cabeza es la empatía con el pobre caballo y con la especie equina en general, tantas veces condenada a engrandecer a acomplejados bajitos por las plazas y parques de todo el mundo.

Y es que ¿qué mal ha hecho el pobre caballo?, podrían despojarlo de su ridículo jinete y dejarlo en medio de la plaza como muestra de la liberación animal. O podrían erguir el caballo como homenaje al western, que sin caballos nunca hubiera sido lo mismo...

Yo voto por la desanimalización del poder. Basta de leones monárquicos, águilas imperiales, o cabras de la legión. El reino animal no tiene culpa de nuestras salvajes estupideces. Los animales son mucho menos salvajes que nosotros que nos matamos unos a otros durante la publicidad de gran hermano, ¿Por qué los condenamos a que posen con nosotros para siempre?

Dejemos los caballos para los buenos westerns donde son ellos los que deciden correr más o menos en función de la calidad humana de su jinete, como en The Wild Bunch (El grupo salvaje, 1969) un western filosófico muy acorde con nuestros días en el que un grupo de forajidos intentan sin éxito desviar sus caballos del camino de perdición al que conduce la avaricia y la ambición. Si el caudillo la hubiera visto detenidamente...

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Good Bye Horses de Q Lazzarus, un tema apropiado para hoy

Por fin las van quitando... (noticia EL PAÍS 18/12/08)

Créditos iniciales The Wild Bunch, Sam Peckinpah,1969



2 comentarios:

Enzo Buonfiglio dijo...

Yo también voto por la desanimalización. Enhorabuena por el artículo, clavado.

Gran alegría la noticia, pero aún queda el de Melilla, así como muchos otros símbolos franquistas: escudos, calles, monumentos... Por ejemplo: El Arco de la Victoria de Madrid (erróneamente denominado a veces «Puerta de la Moncloa» por tener cierta similitud con las puertas de Alcalá, Toledo, etc.) es un monumento construido entre 1953 y 1956 por orden de Francisco Franco como conmemoración de su victoria en la Guerra Civil.

Ah, estoy en contra de que se haya retirado también el escudo de la República en la misma plaza de Santander. La República fue elegida democráticamente.

Anónimo dijo...

...Cabalga caballo cuadralbo jinete del pueblo que la tierra es tuya...A galopar, a galopar hasta enterrarlos en el mar!!!!!
Qué grande Paco...-No, tu no Franquito, Paco Ibáñez!!!!
Lavane